Llegan las bajas temperaturas y con ellas un aumento en las calorías que consumimos. Comidas calientes y más procesadas son lo habitual durante los meses de otoño e invierno, lo que deja poco lugar a las ensaladas y las verduras crudas.
La licenciada en Nutrición Lorena Brugna (MP CONUER N° 140) explica cómo debe ser la alimentación en estas estaciones del año, qué consumir y cómo reemplazar algunos alimentos sin dejar de aportar nutrientes a nuestro cuerpo.
“El verano tiene más facilidades en algunas cuestiones referidas, por ejemplo, al consumo de agua, es más fácil porque uno siente sensación de sed. También es más fácil comer ensaladas crudas, comer más frutas, comer yogur, comer cereales”, señala Brugna, al tiempo que da cuenta que en invierno las cosas no son tan sencillas. “Sentimos menos ganas de tomar agua y, por otro lado, a algunas personas no les gusta comer frío, entonces lo que recomendamos es adaptar las preparaciones, reforzar el consumo de las verduras, pero buscarles otra alternativa de preparación”.
En tal sentido, la nutricionista revela que “podemos hacer guisos y cazuelas, pero también podemos implementar otros métodos de cocción, hacer verduras al horno y evitar las frituras u otros consumos de grasas saturadas o que no son adecuadas”.
Y subraya que con las bajas temperaturas no es necesario aumentar las calorías. “Estamos abrigados, tenemos calefacción, no es un requerimiento consumir más en una época de invierno, sí quizás adaptar las preparaciones porque las comidas calientes nos sacian más. Lo importante es no perder el consumo de las verduras crudas cuando se pueda, porque tienen sus propiedades, no pierden todas sus vitaminas y minerales en la cocción y tienen fibra, que es fundamental”.

En cuanto a las carnes, Brugna destaca que “uno piensa siempre en carne vacuna, pero hay distintos tipos de carne, como la de cerdo que también se ha empezado a consumir bastante y que tiene un precio menor. Con respecto al hierro, que es lo principal que nos aportan las carnes, también lo podemos incorporar a través de las legumbres, como lentejas, porotos, garbanzos. A eso lo tenemos que acompañar con Vitamina C que ayuda a la absorción del hierro, porque también tenemos que tener en cuenta que hay facilitadores o sea hay alimentos que unidos con otros permiten o facilitan su absorción”.
“Cuando se nos complica el consumo de carne vacuna —agrega—, tenemos que buscar otras opciones y puede ser pollo, carne de cerdo y pescado, que insistimos en su consumo porque tiene omegas, que es un lípido insaturado que ayuda a bajar el colesterol”.
Para la nutricionista es importante organizar nuestra economía para sostener una dieta nutritiva, teniendo en cuenta qué cortes tienen mejor precio en ciertos meses del año, sin descuidar el consumo de verduras, sin importar la estación, y el de legumbres.