Siempre supo que quería ser policía. Tan segura estaba de eso que esperó hasta la mayoría de edad para concretar su sueño. Con el tiempo, su papá, el mayor oponente de esa idea, comprendería que el traje azul era el camino de Gabriela, hoy comisario inspector y jefa de la Departamental Gualeguay.
Es la primera mujer en ocupar ese cargo en nuestra ciudad. Llegó a él tras ser subjefa desde julio de 2024 hasta su ascenso, en diciembre del mismo año. Ese camino previo considera que la ayudó para asumir como responsable absoluta del departamento Gualeguay.
“Me ayudó, primero, a conocer. Además, al ocupar otro lugar, el de subjefa, a ir aprendiendo, observando y viendo cómo era el funcionamiento de Gualeguay en sí”, señala Gabriela a El metrónomo.
—¿Cómo sintió que la recibió Gualeguay?
—Muy bien, tanto la gente como por las instituciones, que es con quienes se trabaja en conjunto. Nunca noté una diferencia por ser mujer, para nada; al contrario, es como que se reconoce ser mujer y ocupar un cargo como jefa departamental.
A diferencia de muchos en esta carrera, Gabriela no proviene de una familia de policías. Ella eligió serlo incluso antes de cumplir la mayoría de edad, cuando terminó la escuela secundaria.
Sin embargo, don Bruna no estaba seguro del camino elegido por su hija y ella debió esperar para inscribirse en la Escuela de Oficiales de Policía de Entre Ríos Doctor Salvador Maciá. “Vivíamos en una zona rural, en el departamento Paraná, y mi papá no quería que fuera policía, así que recién cuando tuve 19 años entré a la Escuela. Ahí mi papá había aflojado y sé que hoy él está muy orgulloso de que esté ocupando este cargo”, expresa la jefa departamental Gualeguay.
—¿Esto tenía que ver con ser mujer?
—Sí, creo que tenía que ver con eso. Nosotros somos cuatro hermanos, un varón y tres mujeres. En casa teníamos tambo y mi papá, por ejemplo, le permitía a mi hermano ayudar en esa tarea, pero a nosotras no. Él quería que nosotras estudiáramos, saliéramos del campo, que nuestra actividad fuera otra, no la vida del campo.
“Así lo interpretaba yo —agrega—, porque él siempre nos decía que no quería que fuéramos con las vacas, que sacáramos leche, que hiciéramos las tareas propias de una persona de campo.

Aunque los comienzos se dieron en Concordia, la mayor parte de su carrera la desarrolló en la capital provincia. “Estuve en diferentes comisarías, tanto de ciudad como de campaña, y en los últimos dos años trabajé en la parte de ayudantía y en el servicio médico-sanitario, que tenemos la Clínica Policial. Mi destino anterior, antes de venir acá, fue la Dirección Personal.
—¿Se imaginaba estar en un lugar como este?
—En realidad todos tenemos proyectado ir escalando en nuestra jerarquía y en nuestro cargo y llegar a ser jefes departamentales, subdirectores o directores. Es el sueño por el cual entramos, nuestro objetivo principal, pero es como que todo llega muy rápido y uno, al momento que llega, se sorprende.
Reconoce que Gualeguay le “gusta muchísimo” y que más allá de la “tradicional YPF de rotonda norte, que es la parada obligada, no conocía”.

—¿Le resulta difícil adaptarse a nuevos lugares y a nuevos grupos de trabajo?
—La verdad es que no tengo problemas de adaptación. Mi carrera siempre fue un poquito variada y vamos cambiando de destino cada dos o tres años y quizás menos. Sí me cuesta un poco en estos momentos separarme de mi familia que está bastante lejos.