Desaparecer dos veces: presentaron el libro sobre Cecilia Viñas

La obra, una serie de relatos autobiográficos en torno a la desaparición de su tía Cecilia, fue presentada por su autora, Julieta Viñas, anoche en la Biblioteca Popular Carlos Mastronardi. Fue acompañada por la fiscal Josefina Minatta.

“Desaparecida, en los ojos de Cecilia Viñas” es un libro que contiene relatos autobiográficos de Julieta Viñas, en torno a su historia en torno a la desaparición de su tía en los oscuros años de la última dictadura cívico militar. “Cómo fui viviendo la ausencia de esta tía, en realidad de mis tíos y de mi primo apropiado”, explica la escritora, al tiempo que relata: “Mis tíos están desaparecidos. En el ‘77 los secuestran, mi tía estaba embarazada de siete meses y mi primo nace en cautiverio y lo apropia un militar de la Marina”.

Esos hechos, que marcaron a toda su familia, fueron parte de la vida de Julieta, desde niña. “Todo eso fue con lo que crecí, con esas pesadillas y los traumas que vinieron a partir de la constante búsqueda y espera, búsqueda y espera”.

Esa espera tuvo un impasse cuando Cecilia un día llamó. Fue siete años después de su desaparición. “Con un desaparecido uno nunca baja los brazos porque puede estar vivo, pero también muchos daban por muertos a mis tíos. De repente ella llama, da señales de vida, habla con mi abuela, habla con mi abuelo, con mi papá, su hermano, y ella está segura de que va a salir con vida para buscar a su hijo, porque se entera que él no está con nosotros”, señala Julieta.

Es entonces que se da la segunda desaparición de Cecilia, que ya no hace contacto telefónico. “Empieza una nueva búsqueda, se redobla el asunto, pero vuelve a desaparecer cuando se da a conocer la noticia”, explica.

—¿Ella no había pasado al Poder Ejecutivo, no había sido blanqueada?

—No, siempre estuvo desaparecida, pero tuvo esos ocho llamados desde el ‘83 a marzo del ’84. Después, cuando se da a conocer la noticia al Ministerio del Interior para que emprendan una búsqueda, no se sabe nada más. Había desaparecidos vivos, porque ella hablaba de que estaba con un grupo, y ya estábamos en democracia, pero no hicieron lo que tenían que hacer, obviamente.

—¿Estos llamados se daban por algún permiso particular?

—Sí, ella decía que unos muchachos buenos a la noche le marcaban los números que ella pedía, pero porque ella tenía la esperanza todo el tiempo de que iba a salir recuperada. Hablaba de traslados, hablaba de que estaba con un grupo, incluso hablaba de que en un momento cuando se entera de que su bebé no estaba con la familia, procesa muy mal eso y la tienen que llevar a una enfermería, o sea que había como todo un organismo militar detrás, pero después desaparecen.

Durante la presentación de su trabajo, Julieta estuvo acompañada por la fiscal Federal Josefina Minatta, que llegó a Gualeguay como amiga de la familia Viñas. “Los conocí trabajando un aspecto del caso que tenía que ver con la apropiación de bienes por parte de Vildoza, que es el apropiador de Javier Penino, el primo de Julieta, hijo de Cecilia Viñas”.

“Una de las cosas del terror que se dedicó a hacer Vildoza —indica Minatta— fue apropiar bienes de los desaparecidos de la ESMA y en ese momento, cuando Carlos Viñas comienza a trabajar este tema, yo trabajaba en la Unidad de Información Financiera en Buenos Aires y comenzamos a congelar los fondos de los represores y a tratar de identificar los bienes que se habían apropiado”.

Es en ese momento que comienza una fuerte amistad de Josefina Minatta con la familia Viñas. “De esa forma es que los conocí y quien conoce esta historia no puede no conmoverse, no puede no quedar completamente conmovido por lo que sucedió con Cecilia y, como dijo Julieta, también todo lo que nos atraviesa esta búsqueda eterna que uno hace de alguien que quiso, que conoció y cuya espera nunca termina”.

La autora del libro reconoce que el de Cecilia es “un caso muy único y a la vez la historia es una historia de horror colectiva”, mientras se muestra visiblemente emocionada a la hora de hablar de su primo. “Tengo el contacto, pero él está con mucha lealtad hacia sus apropiadores y toda esa familia. Nos conoció, sucedió la restitución y él sabe quién es, eso es lo importante, que fue una promesa que le hizo mi papá a mi tía cuando pudo hablar por teléfono”.

“Uno siempre piensa que en algún momento él va a volver a conectarse. Quizás, como le pasó a muchos otros nietos y nietas, recién cuando mueren los apropiadores o pueden realizarse el juicio se dan la habilitación, pero todavía me parece que hay muchas lealtades, muchas cuestiones también económicas mezcladas y por ahí no es tan fácil”, concluye Julieta.

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