Hace poco más de dos meses recibió el premio a Mejor Guasquero en Cosquín, al que se sumó el Premio Adquisición con un rebenque de argolla que presentó en el mayor festival de folklore. Por estos días recibió la noticia de que uno de sus trabajos fue seleccionado para la IV Bienal del Objeto Artesanal, en la provincia de Santa Fe.
En su primera participación en el Festival de Cosquín resultó ganador, pero no es extraño para Gustavo Muñoz, que se nutrió de la guasquería desde que tiene uso de razón. Fue en su casa que vio a don Héctor, su padre, sobando y curtiendo cueros para dar formas a las más bellas artesanías. Observó, preguntó, aprendió e incluso después innovó.
“Fui invitado por la organización y en esta primera experiencia me traje dos premios. Uno tiene que ver con el de mejor guasquero y el otro con el de adquisición, que la organización decide cuál es la mejor pieza de la Feria y entre 120 artesanos le tocó a una pieza mía”, relata Muñoz.

—¿Qué pieza llevaste?
—Llevé varias, entre ellas una cartera y un rebenque de argolla, tejido con muchos tientos, un trabajo arduo de mucho tiempo, mucha dedicación y diseño. Creo que fue lo que logró que tuviera un premio.
La IV Bienal Internacional del Objeto Artesanal 2025 es organizada por el Colectivo Escala Humana, la Intendencia de Montevideo, el Ministerio de Industria, Energía y Minería de Uruguay, el Ministerio de Educación y Cultura de ese país y la UNESCO. Participan representantes de varios países de la región, que presentarán sus piezas del 11 de junio al 13 de julio en el Museo Histórico Cabildo, en Montevideo, Uruguay.
“El 16 de junio va a ser la premiación y nos estamos organizando con varios artesanos amigos para intentar viajar a Uruguay para estar presentes. Uno en realidad no piensa en premios, piensa en lo que significa que lo que hacemos, o lo que hago yo acá en este humilde taller, tenga repercusión a nivel internacional”.

Esa cartera que fue superada por el rebenque en Cosquín fue la elegida para representar a nuestro país, junto a otras 35, en la IV Bienal del Objeto Artesanal. La pieza de Gustavo fue elegida entre las enviadas por más de 180 artesanos argentinos. “En febrero o marzo —explica el artesano— envié fotos y medidas de la pieza, además de las técnicas de soguería que apliqué. Es una cartera que tengo hace un buen tiempo y que también tiene una mención acá en Entre Ríos, en el concurso Pieza Única Artesanal, que se organizó hasta el 2023”.
Mientras tanto, Gustavo sigue y ya prepara, contrarreloj, “una pieza para presentar en el 26º Salón de la Creatividad y Diseño que se hace en Berazategui, Buenos Aires, del 14 al 16 de mayo. El Salón en Berazategui tiene, aparte de la historia, una escuela increíble de artesanías y está bueno porque te premian la creatividad, el diseño. Ahí voy a presentar una pieza nueva, un cuchillo que voy a hacer la hoja, el cabo tejido, la vaina con mis técnicas y mi estilo”.
Un poco de historia
Desde los 10 años empezó a visitar el taller de su padre con mayor asiduidad. La curiosidad por el trabajo que allí se hacía lo llevaron a observar y encontrar su vocación. “Empecé —cuenta— a hacer una trenza, a interesarme en lo que es el cuero y a los 12 o 13 años ya estaba haciendo algunas cositas bien camperas, como una rienda. A los 18 años ya era de forma profesional, por decir”.

—¿Siempre has vivido de esto?
—Sí, lo mismo mi viejo, que nos crío en base a este oficio. Es una actividad que sufre los mismos problemas que todas las demás, no es fácil, es mucha dedicación, pero creo que el tiempo también te va dando una jerarquía, si se podría decir, que hace que la gente quiera tener una pieza tuya.
—Le has dado tu impronta al trabajo de la soguería
—Totalmente. La artesanía en cuero crudo, guasquería o soguería, como nos nombran también, tiene sus comienzos cuando el cuero se utilizaba para la vida diaria. Hablamos de los pueblos originarios en su momento y después los criollos, el paisano, hace más de 200 años. Con el correr el tiempo, esas mismas técnicas se utilizan para cuestiones más urbanas y yo particularmente tengo las dos. Puedo hacer una rienda, un rebenque y puedo hacer un mate, una matera, puedo hacer una cartera. Lo urbano no significa que pierda, en mi caso y en el caso de muchos guasqueros, la técnica ancestral.
Sobre el final, el guasquero deja en claro que “la artesanía no es arte, pero sí en la artesanía se puede aplicar el arte y animarte a diseñar, a inventar, a probar. Yo, particularmente, con el tejido de lesna, por ejemplo, que es una base de tientos envueltos y otros que tejen la misma cantidad, hago diseños únicos. Basándome en las técnicas, que son centenarias, encuentro la vuelta para cosas nuevas”.